Un año después de la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, la marea negra continúa haciendo estragos en las costas de Louisiana, aunque científicos relativizan los daños. Mientras tanto, los damnificados se enfrentan a la burocracia para cobrar las indemnizaciones de BP.
Este martes 20 de abril a las 21.53, hora del Golfo de México, se cumple exactamente un año de la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, que dio lugar a la peor marea negra de la historia de Estados Unidos.
La explosión y hundimiento de la plataforma dejó once operarios muertos y provocó el escape de más de cuatro millones de barriles durante tres meses en las aguas del golfo, contaminando 1.700 Km. de zonas pantanosas y de playas.
Se estima que más de 6.000 pájaros murieron, según el Consejo estadounidense de defensa de los recursos naturales. Unas 2.000
personas todavía siguen trabajando en la limpieza de los primeros pantanos afectados por la marea negra.
Un año después "todavía estamos limpiando", explica Thad Allen, quien ha trabajado en distintas mareas negras desde los años 80 y dirigió las operaciones de emergencia tras la explosión de la plataforma petrolífera frente a las costas de Louisiana.
"Pero las cantidades (de petróleo) son mucho menos importantes que las que vimos, y están limitadas sobre todo a zonas pantanosas", en cuyos juncos todavía contaminados los pájaros no pueden hacer sus nidos, agregó.
Otros relativizan. "Es un verdadero desastre, pero no es el fin del mundo", estima Edward Overton, que enseña Ciencias del Medio Ambiente en las Universidad del Estado de Louisiana. "Algunos pensaban que sería el fin del Golfo durante décadas, pero no es para nada así", agrega. "Ningún pronóstico acertó".
Para muchos, el desastre ecológico fue sobre todo económico. El impacto en los sectores de la pesca y el turismo convirtió muchos estadounidenses en contadores. Unas 500.000 personas han reclamado indemnizaciones para cobrar parte del fondo para los damnificados creado por BP, de 20.000 millones de dólares. Los aspirantes a cobrar su cheque han tenido que demostrar con pruebas tangibles los daños sufridos por la marea negra.
Pero "¿cómo se puede probar que los turistas dejaron de ir a su club de strip-tease por la marea negra y no por la recesión o el mal tiempo?", se pregunta Sandy, una bailarina de 37 años de un local de Nueva Orleans.
Otro de los afectados, Dean Blanchard, que posee una empresa que compra y revende pescado de los pescadores de Isla Grande, se queja de que " las prostitutas han recibido más dinero que nosotros, las camareras, las peluqueras…"
Como las otras 169.000 víctimas, Blanchard recibió en 2010 una ayuda de urgencia de 923.000 dólares. Pero él cree que lo que dejó de ganar son unos 2,4 millones de dólares y sigue reclamando un complemento.
Desde febrero, el fondo acepta nuevas peticiones de indemnización "final" para cubrir las pérdidas totales sufridas hasta la primavera de 2012. Al aceptar este último cheque, los destinatarios renuncian a su derecho de llevar a BP ante la justicia.
Una oferta que ya aceptaron más de 100.000 personas que recibieron un "pago rápido" de una cantidad fija de 5.000 dólares (o 25.000 dólares en el caso de una empresa).
Pero todavía quedan por resolver decenas de miles de casos. 88.000 de ellos todavía no han sido tratados y a otros 43.000 les han pedido más comprobantes.
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